lunes, 11 de septiembre de 2006

EL CLUB DEL RUIDO SAGRADO II

Quienes integramos el Club del Ruido hemos llegado a la conclusión de que cualquier música es ruido si no ha sido lo suficientemente procesada por la materia más compleja del universo. Y por eso decidimos enriquecer la percepción de la estructura musical que teníamos, para que cada vez haya menos ruido en nuestra cabeza.

Para ello, nos reunimos regularmente en la casa de alguno de nosotros. Luego de una presentación verbal, escuchamos una obra elegida, casi siempre un disco completo. La escucha se realiza sin interrupciones, como si estuviéramos en el cine. Solo escuchamos y en algunos casos tomamos nota de lo que nos parezca valioso rescatar más adelante. Cuando el disco termina, cambiamos la música, y mientras nos tomamos una copa debatimos libremente sobre lo que hemos escuchado. No hacemos crítica en el sentido clásico del término. Solo tratamos de entender las estructuras. Para criticar, tendríamos que estar siempre con una novedad en la mano, y no es la idea. Hemos compartido obras recontra conocidas por los cuatro que tienen más de 30 años. Cuando es así, generalmente se trata de una obra que es de nuestro agrado, pero nada impide que elijamos algo que no nos parece bueno, aunque no con intenciones destructivas.

Algunas cuestiones del Club del Ruido Sagrado:

El club no se reune en un día fijo. Solo se producen reuniones cuando se cree que hay algo importante para compartir.

Los integrantes del club pueden reunirse para cualquier otra cosa excluyendo la reunión formal: Un recital, una película, una salida, un asado (es como una barbacoa pero apetecible). Lo preestablecido no cuenta en estos casos. Los Recitales no cuentan como reunión aunque se puede volver sobre ellos si se ha conseguido una copia.

El club solo se reune si están todos los integrantes.

En las reuniones, dos integrantes eligen la música, y dos son anfitriones. La rotación es de a un integrante para permitir distintas combinaciones.

Si no hay armonía no hay reunión.

Los límites obedecen a códigos. No hay límites para lo que haya que decir respecto de lo que se ha escuchado y para la música que se elija, pero no fastidies. Elegí algo que no provoque rechazo gratuitamente y no digas algo fuera de lugar.

Los únicos invitados que se admiten son mujeres o anarquistas. Todos los integrantes del club tenemos que estar de acuerdo.

La gente que sabe mucho no es bienvenida. Este punto es prioritario sobre el anterior. Si el invitado es -por ejemplo- Robert Fripp, se puede hacer una excepción sin culpa.

Hay más cuestiones del club. Pero creo que tengo ganas de hablar de alguna reunión...