jueves, 19 de noviembre de 2015

LA POTESTAD IV

CAZADIOSES

El insignifcante hombre que observa lo que el universo le permite, tiene como únicas armas su obstinación y su desconfianza. Recuerda cuando niño haber sido parte del organo adorador del sol, de la luna, de las estrellas, de las mareas, de venus, de los truenos, de los volcanes y tantas otras cosas que entonces era mucho más que naturaleza y hoy lo atormentan por haber aplastado y devorado su infancia.
Pero un buen día dice basta. Sus ojos vieron mucho de lo que niegan y nada de lo que afirman. Ha llegado el momento y levantando su índice exclama: El sol es una gran bola de fuego, la luna es una piedra.
La multitud gira la cabeza con asombro, desconcierto y susto. Alguien puso una semilla de discordia en la diaria distopía de los dioses que no hablan. Con el tiempo, esa semilla será un arbol que crecerá hasta ahogar tanta fantasía bella y tumultuosa.
Pero esto no quedará así. El hereje debe pagar, su fundamentalismo dialectico dejará de ser un estúpido oxímoron y se convertirá en la antienseñanza oportuna, para que futuras generaciones sepan que cazar dioses tiene un precio muy alto.
Así es como el cazadioses, fiel al alcance de su vista, será perseguido y condenado no por los dioses, sinó por sus creadores, mientras alguien pretende contar la historia, la misma historia que un día le dará las gracias, y pondrá su retrato en lugares donde reinará la distorsión y el romántico perfume de una certeza apócrifa, que desafía soledades y condenas. Nadie caza dioses en el momento correcto. Peor para ellos. Mejor para nosotros.

sábado, 9 de mayo de 2015

LA POTESTAD III: ESCINDIDO

Inicio de la obra conceptual LA POTESTAD. Tal vez algún día en su disquería amiga. (Esperemos que antes de que el mundo se quede sin disquerías y Ud. sin amigas)

A los lejos se escucha un piano. Suena la melodía de un himno protestante: LO MORTAL ESTÉ EN SILENCIO. Una advertencia aterrorizadora y amenazante, en la cual se advierte que dios es infinito y nosotros no somos nada, excepto un capricho de su soledad. Pero aquí no hay letra. La poesía algunos la conocemos. Demasiado. 

Lo mortal esté en silencio
Y se acalle con temor
Nada humano considere
Pues con bendición y amor
Cristo, nuestro dios, deciende
Exigiendo todo honor

El lugar parece un galpón de gran tamaño, sucio, húmedo, con telarañas, ratas, piso de madera podrido, ventanas con vidrios rotos, poca luz, tal vez solo la que se filtra desde el día nublado. 
Alguien, no se sabe quien, parece que no quiere seguir con la letanía sin palabras del piano y decide cerrar la puerta, que rechina como queriendo ser parte de la decadencia del lugar, del piano, del pianista y de lo que está sonando. 
Entonces se produce la escición. Se cierran las puertas del delirio y se abren las puertas de otro terror. El terror de ser libre. El sonido es el del vacío, el de las pesadillas, se anticipa una nueva ruptura. Suena la voz de un hombre que habla en lenguas, como si fuera un locutor de radio poseído por una fuerza que no se puede clasificar. Quedan ecos del rechinar de las puertas, ecos de un viento que parece cantar, ecos de un tunel de alcantarilla  en una ciudad post apocaliptica, vacía y amenazante, como si un atrevido personaje de HP Lovecraft hubiera decidido darse una vuelta por lugares insanos, pensando que debe así salvar a toda la humanidad. Ahora el piano suena de nuevo, pero nos dice otra cosa. Hay que cazar a todos los dioses que nos protegen. Hay que convertirlos en universo, sol, luna, planetas, rios, montañas, mar, terremotos, tsunamis y solo hay que pensar y pensar. No hay que hablar con ellos. La melodía amenaza con el comienzo de la cacería. Cuatro veces convoca. a la revuelta. Una revuelta de amor pero también de firmeza, conviccines, sabiduría y cazadioses. Estamos en el camino, y decidimos a quien le otorgamos la potestad de nustras propias vidas.
 

viernes, 24 de abril de 2015

LA POTESTAD II


Habiendo entendido que no era mi intención componer un ensayo literario sino una obra principalmente musical y poética, me sentí bastante libre de escribir manteniendo como telón de fondo el tema del poder "doméstico".

Como dije en un post anterior, sabía perfectamente que cualquier temática que yo escribiera podría ser ser interpretada como una alusión al poder. Pero por supuesto no iba a permitir que se me diera tan fácil. Así que tomé como propio aquello de que los escritores que realizan una biografía de cada uno de sus personajes generan ficciones más sólidas que si no lo hicieran.  

Aunque hubo algunos intentos dejé de lado la documentación y bibliografías que abordaban el tema. Directamente no me sirvió de nada. Preferí  concentrarme en mis reflexiones y en mis propias vivencias al respecto. Digo, si me metía en esa tenía desde "La voluntad de poder" hasta "Gente Tóxica". Y aunque parezca exagerado, alguna vez vi un afiche de un nuevo libro de Stamateas llamado "Más gente tóxica" en el cual se veía una bajada que decía: "Cómo son las personas que te quieren mal para sentirse bien" . Mi reacción en ese momento fue..."puta, yo desde toda la vida vengo escribiendo sobre esto".

Dejando de lado mi propio lado tóxico, incluso evitando intoxicarme con boludeces, empecé, como al fin de cuentas hago siempre, a hurgar en mis vivencias. No hacía falta que se tratara de algo que me hubiera pasado en person. Podía ser el recuerdo de alguna ficción leída, o de una película, o de algo que me contaron, fuera o no verídico. Eran mis sentimientos frente a una situación lo que me llevaba a elegir "categorías" o "temáticas". Y por supuesto, aunque no fuera lo único, mis propias vivencias. 

Entiendo muy claramente el porqué de mi rechazo escribir narrativa. Sólo quienes escriben saben el vacío terrorífico que significa una hoja en blanco. De la misma forma que el entusiasmo casi delirante con que se busca esa misma hoja cuando una idea se nos ha posado. Creo que no podría soportar escribir narrativa, cuando apenas llego con los ojos hundidos al final del periplo cuando de poesía se trata. Y no es que sea más sencillo. Simplemente en la narrativa no se admite (yo no lo admito) que alguien haga un proceso dentro de sus posibilidades. Hay un standar. Y la buena voluntad no alcanza. Y la libertad...por favor, no me hagan hablar que me acuerdo de cada uno. Narrar es más de cirujano que de artista. Hay demasiados cirujanos y también hay demasiados libros muertos en medio de la cirugía.  Continuará...










miércoles, 22 de abril de 2015

LA POTESTAD - I


LA POTESTAD empezó formalmente el 9 de julio de 2011. Igualmente ya venía pensándolo desde tiempo atrás, y de eso seguramente no tengo registro escrito. 

Seguramente la decisión de tomar este camino surgió al darme cuenta que hacía ya bastante tiempo que venía escribiendo y pensando acerca de la idea del poder. Y en este caso nunca aludía al poder fáctico, ni político, ni económico, ni teorías conspirativas. Todas las ideas giraban en torno a los vinculos, en el poder que no se ve de lejos, pero que está relacionado con muchos actos cotidianos.

Dandome cuenta de que esta miniatura del poder es un acto cotidiano que tiene como fin el bienestar de quien lo ejerce, llego a la conclusión de que es un tema bastante pobre para abordar, especialmente porque una buena porción de la poética alude a esto. Uno puede escribir una canción que diga: "me siento feliz porque tuve el acto de poder haber logrado que me dieran la razón", pero seguramente hay miles de poesías que sentencian "me siento feliz porque me dieron la razón". Uno sabe que está todo escrito, lo cual es tranquilizador. Hay quienes afirman que en líneas generales no hay más que 12 temas que se abordan en la literatura. Así que si yo no soy original, tampoco lo es nadie. Pero la idea seduce, y a algún lugar tengo que llegar con eso. No obstante me propuse no escribir sobre actos de poder como si fuera un catálogo. ¿entonces que es lo que tenía que hacer? 

Pues lo de siempre. Con una temática en mi mente me dediqué bastante tiempo a escribir poesías casi automáticas, lo que yo denomino MATERIA PRIMA. Se trata de un proceso de gestación inicial, dejando fluir material que no va a tener por sí solo (casi nunca) la altura que uno pretende para su trabajo. Muchas veces, en apariencia, esa escritura no tiene nada que ver con lo que quiero decir. Pero el proceso continúa. Así llené hojas y hojas (virtuales) de poesía poco atractiva, forzando un parto que no puede ser forzado, pero del cual puedo decir por experiencia que el resultado final es muy distinto. Y muy superior. Esta temática a la que refiero es una serie de títulos a modo de “stickers” que constituyen la parte menos artística y más personal del asunto. Por ejemplo: “el poder de la verdad”, “el poder de las convicciones”, “el poder de la obstinación”, etc. Con este trasfondo las ideas tienen una solidez bastante respetable y el proceso sigue, llevándome a descubrir casi sin esfuerzo cuales pueden ser los títulos de los temas que voy a hacer. 

...aunque a veces los títulos aparecen antes. Seducen y uno encuentra cómo hacer crecer la idea alrededor de eso. Esto me pasó justamente con el nombre de la obra. LA POTESTAD. No es el mas adecuado nombre para reflexionar y contar historias sobre el poder. Pero además de que no iba a ponerle EL PODER a un disco mío, yo siempre tengo en cuenta de que esto es una EXPRESIÓN ARTISTICA, buena o mala, pero sin dudas sincera y auténtica, y uno de sus elementos es el JUEGO. Y por lo tanto acá no hay literalidades. A modo ilustrativo, comento que en un principio, con ideas similares dándome vueltas, pensaba ponerle LA EVIDENCIA a la obra conceptual ¿La qué? Eso. Díganme si tiene algo que ver. Seguramente mucho. Pero no. Quedó LA POTESTAD. Continuará.