miércoles, 26 de abril de 2017

LA POTESTAD V 

LA maldad, esa estúpida debilidad disfrazada de fortaleza, nos recuerda que no tenemos escapatoria. Seremos sometedores o sometidos. No hay combustión si no hay dolor. O al menos eso creen quienes profesan dudosas alegrías. Un día, alguien se rebela y pretende cambiar el mundo. La potestad del invento cambia de manos pero no de corazones. Hay mejores formas de transitar lo inexorable. Ya no tratará de poner de rodillas a nadie. Y nadie, pero nadie, podrá lograr que se arrodille.