jueves, 28 de septiembre de 2006

LA BANDA DE SONIDO DEL VAMPIRO


Un día de maravilloso ocio, buscando información sobre un subgénero del rock progresivo llamado Canterbury llegué a un sitio donde se refería no solamente a éste, sino describía también varios otros subgéneros. Me llamó la atención particularmente el Neo-Clasico Progresivo por su referencia a Bartok, así que intenté conseguir material de las bandas que entraban en esta calificación. Y así apareció Art Zoyd. Para mí fue casi una nueva interferencia, un nuevo desdoblamiento en mi vida musical. Un arte sonoro notablemente antipático, notablemente, seductor, con una arrogancia y una audacia capaces de provocarnos una reacción poco racional como quitar el disco de la compactera y romperlo. O tal vez algo tan poco racional como volver a ponerlo de nuevo, de nuevo, de nuevo...

Empecé escuchando Marathonerre, un disco doble que una vez que empieza a sonar es muchas cosas, menos música de fondo. El nivel de inteligente desolación que tiene la experimentación sonora de estos tipos es suficiente para evitar que uno pueda ponerse a leer, a conversar o a navegar en internet y al mismo tiempo escucharlos. Tal vez lo que uno pueda hacer es ver una película, pero no cualquier película.
..

Es que alguna vez, buscando alguna referencia de prensa supe que Art Zoyd realizaba espectáculos multimedia, algunos de los cuales consistían en la proyección de algún clásico de cine mudo mientras los músicos ejecutan en vivo la música que compusieron para la película. No pude ver, o tal vez no hay videos de esos espectáculos, pero ví una de esas películas, Nosferatu y el efecto fue absoluto. Esta película, como algunos sabrán, es un clásico del terror para el que nadie puede estar preparado, por más que se haya muerto de miedo con lo que sea. No hay forma de estarlo si además debajo o encima de la proyección tenemos a ese mar de lava sonora capaz de dejarnos sin aire. La búsqueda de lo visual se vuelve importante acá. Art Zoyd hace una música que "se ve" o en todo caso necesita ser vista, algo que suelo encontrar en los compositores del siglo XX.

A lo que estos señores hacen desde hace ya mucho tiempo se le suele llamar Ensamble de cámara contemporáneo, música concreta, música de vanguardia, música eletroacústica, o el ya mencionado neo-clásico progresivo. Más allá de que a estas músicas cualquier denominación le queda pobre, elijo la primera. y siendo alguien que toca rock, me pregunto si no sería interesante hablar con frecuencia de "ensamble de rock contemporáneo" o "rock de cámara" o alguna denominación que se le parezca. En todo caso la idea de "música para ver" es curiosa. Introducir elementos de música electroacústica en el rock es algo fascinante. Coquetear con lo experimental nos deja parados en medio de una batalla en la que generlmente se pierde, pero en la que se quiere volver a pelear.
Art Zoyd da cátedra del desconcierto.
A veces un músico se resiste a ser público. Entonces todo ese sonido que sale nos deja desnudos, protestando por no saber como llegar hasta ahí, preguntándonos más de una vez cómo lo hacen. Y veo que esta cosa indescriptible que hacen estos franceses refleja años de resistencia, de pensamiento claro, metódico y caótico (no, no es un error). Años de diseño y desarrollo de ideas únicas, Años de crecimiento y de arte.


Nunca escuché Art Zoyd en radio. No se si alguna vez lo voy a escuchar. Y no se si me interesa. Me interesa que lo escuchés vos, aunque sea para decir que estoy loco y que da la impresión de que me pagaron para que escribiera sobre ellos.
Recomiendo: Marathonerre I y II, Nosferatu (Mi favorito, y ni hablar si al mismo tiempo se ve la pelicula) Faust (con la película o nada) y Metrópolis (si alguna vez tu papá te dijo que el rock es ruido, mejor no le muestres este disco). En estos días estoy escuchando Phase IV, aunque seguramente cuando comente una obra elija Nosferatu, especialmente porque cuando presenté en el Club del Ruido fue aceptada la idea de acompañarla con la película. Lo que además fue una buena oportunidad para que todos la vieramos en compañía, aún quienes la conocíamos