miércoles, 20 de septiembre de 2006

EL RUIDO SAGRADO DE LOS INADAPTADOS DE SIEMPRE

Hoy veía en la tele un programa sobre la vanguardia artística. Rescato tres cosas que escuché por ahí

1) Lo clásico puede ser vanguardista
2) La vanguardia es irritante
3) La vanguardia surge de una necesidad genuina de los creadores.

La definición de vanguardia hoy se sigue usando para muchas cosas que refieren un arte a contrapelo, aunque no todos los pelos sean iguales. Ya no alcanza hablar del movimiento de comienzos de siglo XX, lo cual está bien para entender el concepto en una palabra.

Voy a los tres puntos:

“Lo clásico puede ser vanguardista”. No creo. Pero sí creo que pudo haber sido vanguardista. Suena gracioso entonces cuando algunos pro-clasicistas desprecian la vanguardia. Esto genera la teoría del universo parlocéntrico: El centro del Universo es el que está hablando. Se podría decir que es un universo bastante agitado, que salta de cabeza en cabeza a velocidades indeseables y poco serias.
Por otra parte, si se confunde vanguardia con moda, y clásico con viejo, entonces puede ser que la correcta expresión sea: La moda retro. Realmente no tiene nada de malo que alguien se vista con ropa de los 60 haga música que suena a vinilo. Es cultura pop. No se propone generar conflictos de ninguna naturaleza entre seres humanos defensores del parlocentrismo.
Pero claro, la vanguardia no es presisamente una maratón, en la que miles arrancan al mismo tiempo. Hay mucho de soledad en una búsqueda, y por si esto fuera poco, a veces algunos están condenados a estar más allá sencillamente porque las cosas que hacen les salen así. En este contexto, bien podría darse el caso de que algo que hoy es clásico alguna vez haya provocado un quiebre en la historia del arte, y a partir de ahí fue parte de la cultura de un pueblo. Lo clásico aporta cierto confort al receptor, lo cual es muchísimo, y por supuesto, se constituye en algo fundamental, sin lo cual no me parece muy recomendable prestarle demasiada atención a la vanguardia. De todos modos, lo que abuda a nuestro alrededor en cuanto a música es (con mayor o menor fortuna y calidad) herencia directa de lo más clásico, por lo cual uno podría perfectamente tener un background clásico casi involuntario como para meterse en cosas raras con comodidad.

“La vanguardia es irritante”. En realidad habían dicho que rompe con los moldes, que no es entendido, que no entra en esquemas preestablecidos, que al principio se la rechaza. ¿por qué? Porque es irritante. Aceptamos eso, pero no lo opuesto. Lo irritante no es vanguardia. No necesariamente. Volvamos a la idea de la soledad. Uno puede quedarse solo por haber corrido cuando otros caminaban. Pero también por haber tomado el camino equivocado, o mejor dicho, el camino que nadie va a seguir. Esto sucede a menudo. No importa si el artista en cuestión es un genio. No hizo vanguardia porque nadie llegó al mismo lugar donde estuvo ni siquiera 100 años después.

“La vanguardia surge de una necesidad genuina de los creadores. La necesidad de hacer algo que no le resulte totalmente previsible a quien lleva a cabo una expresión artística” Es relativo. Alguien puede querer hacer algo distinto y se encuentra a sí mismo abriendo caminos. Alguien puede experimentar mecánicamente sin que haya una necesidad artística, sino algo más lúdico, o tal vez algo de oficio que finalmente da resultado. Por otra parte un artista puede estar encarando algo de una manera diferente según una necesidad genuina de salirse de un camino seguro, pero eso no lo coloca necesariamente a la vanguardia de nada (recordemos lo ya dicho en el punto 2), salvo la que yo creo la más importante: a la vanguardia de sí mismo. (No hay otra manera de crecer que negarse sistemáticamente a la autocompasión). ¿Entonces Marsalis tocando cumbia villera sería vanguardia? Sí, pero afortunadamente solo para Marsalis. Ok, ¿cual es la vanguardia que incumbe a todos o al menos a la mayoría? Tal vez lo que un día será clásico. O sea que para saber si otros tomarán el mismo camino en el futuro, tenemos que esperar a que suceda, no podemos adivinarlo hoy. Y cuando suceda, ya no será vanguardia.

Aquí la foto de alguien que pone cara de hablar de la vanguardia artística.

Si llamamos vanguardia a cualquier cosa rara, tal vez tengamos suerte en el futuro y esa rareza sea clasico. Suponiendo que la cuestión es hacer algo distinto creo que es mejor hablar de experimentación, y luego veremos si es vanguardia, en caso de que eso nos importe a los que, por ejemplo, hacemos música. Lo que estamos buscando son nuestras propias huellas digitales, y ahí puede haber más de una sorpresa. Quien sabe, tal vez el camino sea tocar bossa nova o tango del 40, y si eso es raro yo soy Stockhausen. Ah, o sea que la experimentación tampoco tiene porque ser algo raro...bueno, Marsalis tocando cumbia villera no sería algo de este mundo.