martes, 11 de noviembre de 2008

RICHARD WRIGHT

Hoy, que justamente me atropella el compulsivo recuerdo de la muerte arrebatadora, me encuentro viendo el recital de David Gilmour en Gdansk, y acabo de presenciar una impresionante versión de Echoes donde Richard Wright se luce especialmente.
Muerte arrebatadora y Rick Wright me suenan muy cercanos. No se como sucedió, aunque parece que fue algo veloz, pero la desaparición de Richard hace casi dos meses me alteró un poco. No se trata simplemente de un sueño que no llega a buen puerto. De hecho si es por "darse el gusto" yo ya había visto a Pink Floyd en 1994.

Si algo hizo mí por este golpe sorpresivo fue mostrarme que hay un par de sujetos que no tiene la más puta idea de quien es Alejandro Matos, pero que han marcado a fuego mi vida tanto o más que otras cosas. Y más aún: muchas de aquellas "otras cosas", que no vienen al caso ahora, probablemente hayan contribuido bastante a una desolación que me llevó a la desesperada búsqueda de algo esperanzador. Esto me hace acordar a don Ernesto Sábato y su obsesión por las matemáticas en su niñez. Pero no es lo mismo. El buscaba la perfección, el mundo inmaculado. Yo buscaba la guerra. Buscaba una forma inteligente de enfrentarme y destruir todo aquello que me había llevado terrenos indeseables. Y creo que Pink Floyd fue el arma para esta guerra. Ellos fueron la esperanza. Podría haber sido otra cosa en vez de ellos, no hay dudas. La asfixia también podría haber sido otra cosa. Podría no haberlo sido. Así es como no puedo imaginarme estos casi 30 años sin la inteligencia bestial de estos tipos.

Y ahí estaba Rick, y muy poco me importa lo que significara para la prensa, y mucho menos los pormenores que incluyen peleas, despidos, intransigencias, cocaína, dinero, mediocridades, aislamientos, vacíos, rescates, conveniencias. Tampoco estoy hablando de música, porque es bien sabido que en el rock la música es la punta del iceberg de todo lo mencionado y mucho más. Incluida la esperanza.

La prensa, incluso la prensa especializada dedicó una notita a la muerte de alguien que parecía tener mucha suerte de haber estado con Pink Floyd, y al que gilmour parecía haber puesto en el escenario como un enano de jardín que ayudaba a la esperanza de una reunión o en todo caso hacía que fuera más gente a verlo (medio Pink Floyd no es poca cosa). Pero claro...La prensa tampoco tiene la menor idea de quien es Alejandro Matos y lo que para mí (Alejandro Matos, casualmente) simboliza esta muerte. Este señor había dado mucho. Mucho más de lo que se cree. Y también no dio lo que uno hubiera esperado. (justamente, hace más de un año decía lo opuesto de Ingmar Bergman). Creo que a su obra Broken China le faltaron un par de sucesores. Pero en todo caso eso también pasa con Roger Waters, que está meta girar pero no con un disco nuevo. Bueno, al menos está meta girar. Habrá que ver como me siento cuando Roger o David ya no estén con nosotros. Espero que no sea pronto. Después de todo estoy hablando de la esperanza. Y uno tiene la esperanza de que sigan haciendo de las suyas mucho tiempo más. Eso sí, cuando uno de ellos ya no esté entre nosotros, seguramente habrá un homenaje periodístico gigante. Las mayorías tienen la decisión, levanten la mano los que saben quien es el muertito.

Claro que...

El único disco de Pink Floyd en el que no estuvo Richard Wright fue The Final Cut. Y se nota. TFC es una bella obra de canciones de Roger Waters donde Gilmour metía un solo de vez en cuando y Nick Mason, no se bien que hacía. O sea que en el mejor de los casos no era un disco de Pink Floyd. Supongamos que Rick era un tapado, con poco caracter, incluso que era un mediocre. Aún así, Pink Floyd lo necesitaba más que Roger Waters. No para la fastuosidad del intelecto que nos deja boquiabiertos y nos hace hablar por horas del megarock. No para alabar a emperadores del arte que se cortan solos y arman su propio imperio, algo que a los seres de este mundo nos encanta aunque cuando se trata de elegir un artista pensamos democráticamente, es decir, el éxito y la calidad tienen bastante que ver. Pink Floyd necesitaba a Rick para ser Pink Floyd. Puede no ser mucho, tomando en cuenta que cualquier bobo cree que agarra un teclado y es Rick Wrigth. Pero es mucho, porque ese bobo no lograría ni por la fuerza que Pink Floyd sea Pink Floyd.

Celebro que Sir David Gilmour lo haya invitado a ser parte de su disco y su gira. Parece ser alguien que entendió como se arma la cosa.
...Basta escuchar los temas de Pink Floyd tocados en vivo por Roger Waters y su banda.

miércoles, 13 de agosto de 2008

DX7

Hace 20 años, ni en pesadillas me hubiera imaginado que iba a llegar el día en que pudiera disponer de un Yamaha DX7 para hacer mi música y mi respuesta sería...no me sirve.
...Gracias por todo, amigo. Quien dice que no fue para alcanzarte que empecé a correr esta carrera. Y no debo haberlo hecho muy bien, porque recién te alcancé viejo y retirado... tal vez esta metáfora valga para muchas otras cosas del rubro sueños.

miércoles, 21 de mayo de 2008

REINCIDENTES III



De modo que cuando los vi en vivo en La Luna (eso sí que era under) quedé muy alterado. Tanto que no atine a ir a buscar el disco. Pasó todo diciembre del 96 y yo no me di cuenta de que podía comprarmelo. De tarado que estaba, claro. Llamémosle stress postliberación, depresión o lo que fuere.
Me fui un mes a córdoba. Leí un libro de Dostoievsky que ayudó a catalizar y exponer mi neurosis que era momentánea hasta por ahí nomás. Había una necesidad consciente de estar tranquilo, de bajar mis revoluciones, pero había una necesidad inconsciente de apretar el acelerador para llevar esta situación hasta las últimas consecuencias. Y como lo inconsciente funciona como un franco tirador, generalmente gana, y no hay voluntad que valga. No solo fue el libro que leí, también fueron las películas que vi, el ambiente en el que me movía, los problemas sin resolver que había tenido, los problemas nuevos que seguía generándome, las frustraciones en el ámbito vocacional, las dudas sobre aquellas personas en que debía confiar, la creciente indiferencia y resentimiento con el pensamiento religioso y por sobre todo mi obstinación masoquista que incluía, entre otras cosas que no voy a mencionar, estar un mes deseando tener el disco de Reincidentes y hacer poco o nada para conseguirlo, por más que fuera poco probable que pudiera en ese momento.
Volví el 26 de enero y por fin, el 27 tuve en mis manos "nuestros años felices", el primero o segundo disco de Reincidentes. Pero como esto parece una historia de Hallmark channel, es importante aclarar que a mi equipo de música no le funcionaba la compactera. Tenía que conseguir alguien que pudiera grabarmelo en cassette, pero casi todos los conocidos estaban de vacaciones, excepto quien me lo grabó.
Estaba buscando algo, queriendo cambiar algo. No era un capricho. Cuando conseguí la música, estuve un mes con el cassete en mi walkman sin escuchar otra cosa. Apenas mi música cuando ensayaba. Y sin embargo, aún hoy sostengo de que no estaba alienado o que hubiera en la obra mensajes subliminales que me consumían el pensamiento. Sencillamente hubo una conexión. No era la primera vez que me pasaba con un artista. Pero había algunas cosas que SÍ me habían pasado por primera vez.

EL UNDER
En aquel recital del 3 de diciembre de 1996 estuve con un colega, bajista de mi banda de entonces. Los dos quedamos muy impresionados. No se él, pero a mí no solamente me impresionó su performance. Lo que estaban haciendo era patológicamente desafiante. Me di cuenta de que Reincidentes jamás sonarían en un circuito de lo que en el momento se entendía como Rock. (cosa que no ha cambiado mucho). Puede que ellos no lo hayan pensado jamás de semejante manera, pero se podía percibir lo que yo llamaría una "obstinación under". Y eso no es lo mismo que decir "obstinación por el under".
Fueron justamente estos tipos quienes pusieron en mi mente la semilla de un pensamiento que representa para mí un norte fundamental: "para qué te vas a hacer el simpático, si igual te van a dar un cachetazo". Lo entendí ese día mejor que nunca. El éxito tiene una cuota de suerte demasiado grande como para imponerle una fórmula. Y sabemos muy bien, que la fórmula que más se usa pasa por meter mano a aquellas cosas que más queremos. (además, justamente por lo expuesto, el éxito proveniente de tal formula es una coincidencia). Cuando esa es nuestra brújula, solamente hacemos lo que nos conviene tamizado por el extraño eufemismo "de que hacemos lo que queremos". (...bueno, no tan extraño).
Lo primero que me dijeron es que sonaban muy parecidos a Nick Cave and The Bad Seeds, o mejor dicho, que le afanaban mucho. En ese momento coincidí muy poco. Luego menos. Entendí que Reincidentes sonaban radicalmente distintos a cualquier cosa que yo hubiera escuchado. Excepto a Nick Cave, que sonaba radicalmente distinto a cualquier cosa que yo hubiera escuchado. Excepto reincidentes. Aquellas cosas muy puntuales que marcan las diferencias entre estos artistas y otros, son tan evidentes que no es muy probable que se pueda desviar la atención hacia otra cosa en una primera escuchada. Y en esto sí, coinciden, o coincidían bastante allá en la segunda mitad de los noventa.
Luego surgieron otras influencias y la banda siguió creciendo. Debo haberlos visto unas 40 veces, lo cual en realidad no es mucho promedio para 10 años. En esos recitales me mostraron la dinámica como nadie. Tocaron con niveles atroces de inspiración y con automáticos muy respetables, (nunca me decepcionaron). Estrenaron temas incompletos que se convertirían en clásicos. Cambiaron arreglos, acertaron y pifiaron alevosamente con esto, se sorprendieron alguna vez que no los dejaban bajar del escenario, tocaron entre los 5 más o menos 30 instrumentos distintos, fueron la banda mimada de cierta publicación que me resisto a mencionar, tocaron en festivales en francia, suecia, y no me acuerdo qué más.
Entonces me viene a la cabeza la idea inculcada de lo que es crecer. Estos tipos llegaron lejísimo, no solo físicamente. Pero el estadio Pepsi de ellos fue el ND ateneo, tal vez la trastienda. Recuerdo alguna vez haber bromeado a la salida de un show en la trastienda con que yo los seguía desde que eramos 150. Ese día habremos sido 300 ó 400.
Ellos fueron el emergente (aunque sin pretensiones, ni banderas) de todo un rock con brillo propio, que no suele estar en los medios masivos, ni en los especializados que se tiraron para el lado del rock barrial. Pero aún fueron más allá. Ni siquiera era totalmente Indie, totalmente Alternativo, totalmente nada. Tal vez por eso ellos decían no pertenecer al rock. De alguna manera yo digo lo mismo. Pero no es justo. Estos tipos expresaron un tipo de rebeldía más que ningún otro rockero oficial: la excelencia. O sea, el esafío de hacer lo que a uno se le canta las pelotas abundó, justamente por la devastación cultural y las facilidades tecnológicas de la época. Pero la excelencia de Reincidentes los puso también en otro lado. Y eran distintos, repito, pero muy , muy distintos.

jueves, 15 de mayo de 2008

Reincidentes II

La primera vez que escuché a Reincidentes me gustaron pero solo fueron dos temas. Era en el paseo de la Infanta al aire libre y yo llegué tarde a verlos (en ese momento había una estación de radio en el lugar). Lo más interesante de esa experiencia fue que exhibían una estética totalmente distinta. Y su música también lo era.
Meses después, más exactamente el 3 de diciembre de 1996, los ví en un recital completo en lo que ellos llamaban Peña Negra. Si tuviera que definirlo brevemente, creo que salí totalmente revirado. Tal vez no sea exacto pero se acerca bastante. En realidad yo ya estaba atravesando un período de mierda. Y tal como me había pasado casi 10 años antes, venía un artista a tirar una especie de salvavidas al aquellas depresiones, stress, ansiedad, insomnio y otras cosas poco recomendables.
Claro, es justo aclarar que desde aquel año hasta el viernes en que me enteré que no iban a seguir pasaron muchas cosas. No solo estados románticos de conciencia y no solo rescates emotivos.
Los ví por última vez en el planetario. No me lo olvido más y ellos tampoco. Llovió muy fuerte todo el recital y aparte de la acostumbrada actuación de alta calidad se la pasaron dando las gracias, porque a pesar del agua nadie tuvo ni la lejana idea de moverse.
Reincidentes

Primero se separó Pink Floyd. Después se separaron los Redondos. Hoy, hace un par de horas, me enteré que se separó Pequeña Orquesta Reincidentes. Creo que me voy a hacer fan de Almafuerte.

lunes, 18 de febrero de 2008

EL FALLO

Aquí dejo un link a la Unión de Músicos Independientes, en el cual se puede leer el fallo a favor de la actividad en vivo y afines. No voy a aclarar mucho por ahora. Se me ocurren varias cosas al respecto. Pero ahora no puedo escribir sobre esto porque tengo que irme.


http://www.umiargentina.com/fallo080208.html


lunes, 7 de enero de 2008

PRESTIGIO ADQUIRIDO

Si alguien revela algo fuera de lo común y se niega a delatar la fuente con la expresión "me lo contó un pajarito" seguramente será tomado por una persona intrigante, reservada, astuta, tal vez temerosa. Si en cambio alguien cuenta algo fuera de lo común y cuando se le pregunta la fuente dice: "me lo dijo Dios" es tildado de loco. Por eso no creo en Dios: es menos confiable que los pajaritos.