domingo, 24 de septiembre de 2006

...¿VOLVER?












Lamento el poco interés que hay en los de mi generación por avanzar en cuestiones culturales, más específicamente me preocupa la nostalgia musical. El cambio de niño a adolescente es profundo y traumático, sin duda. El cambio de adolescente a adulto es algo gradual, pero es mucho más profundo y tiene un nivel de compromiso de dimensiones descomunales con la obra de la persona.

Cuando yo era púber, alguien de mi edad no se ponía a escuchar música infantil con lágrimas en los ojos. No había nostalgia de algo que se había ido. No sucedería eso ahora. Seguramente uno puede escuchar emocionado el tramo de una cancion, mientras la ficha de su edad cae con crueldad. Pero ¿Alguien se imagina poniendo un disco de Pipo Pescador solo para sentirse otra vez en el año 72? Sin embargo, a la hora de elegir lo que va a escuchar, un tipo de 35 años se decide por lo que lo emocionó hace 20 años. Parece que no hay revelaciones, ya no hay nervios orientados a una búsqueda, a un crecimiento, pero por sobre todo a un cambio. Eso es nostalgia, claro. Pero no es sobre algo maravilloso que perdimos, sino sobre algo que nos resistimos a perder. En algunos casos la cosa llega a las películas, a la televisión (salvo el futbol, claro) y a cosas que no me interesan en este momento.

En realidad estoy hablando pura y exclusivamente de música. Pero esa música que seguimos llevando no solo en nuestro corazón sino también en nuestro I-pod probablemente no pueda seguir sosteniendose. Refleja un momento de nuestras vidas en los cuales nuestra cabeza dio un salto. Hoy no damos otro salto similar, y tal vez nuestras ideas sean rehenes de aquellos momentos que probablemente no hayan sido tan maravillosos.

¿Significa esta nostalgia musical que antes era todo mejor? No. Significa que lo cultural en nuestras vidas está en un segundísimo plano, el del entretenimiento. A los 15 años el entretenimiento y la pasión se confunden bastante, y la música forma parte de nuestras vidas a nivel cultural, a los 35 años la cultura es lo que nos apasionaba 20 años atrás.

Escuchar música, la que sea, no es algo sencillo. Usar el oido no es algo sencillo. Si tuvieramos que aprender a hablar o a escuchar música a los 40 años, la desesperación sería muy grande. La música es una arquitectura que no se ve. Aprender a escucharla es como caminar a oscuras en un edificio más o menos intrincado. A los 15 años uno lo hace aunque no le interese (entretenimiento). A los 40 uno lo hace solo si le interesa.

Yo sostengo que la nostalgia es más cancerígena que el cigarrillo, aunque a diferencia de éste, quienes la padecen no suelen ser perseguidos, aislados, enghetizados, denostados, ni tratados como enfermos, a pesar de que suelen molestar más al prójimo que cualquier fumador. Probablemente la abundancia de nostálgicos sea tal que nadie se sienta realmente molesto.