domingo, 25 de febrero de 2007

PETER HAMMILL: ROARING FORTIES - SINGULARITY

Esta vez escuchamos 2 disquitos del maestro Peter. Por un lado Roaring Forties, disco que ya tiene la suficiente cantidad de años para dejar de ser ruido, a menos que sea la primera vez. Pues para ninguno de nosotros lo era. Así que por sobre todo hubo placer y burlas. Burlas -hay que admitir- hacia gente que no estaba presente. Hace 5 años alguien me prestó este disco (que no se entere la CAPIF) diciendome que el primer tema tenía un plagio a un tema de los Beatles. Como realmente no tengo imaginación para visualisar a Peter Hammill escuchando Abbey Road a ver si se le ocurre algo presté atención al tema en cuestión y encontré un arpegio de Dm (re menor) muy similar al temazo "I want you (she's so heavy)". En seguida me tranquilicé, ya que ese Dm podría considerarse de dominio público, entre otras cosa porquque el Sr. Tomás Pomilio (Alto profesor argento de guitarra clásica) debe haber recopilado decenas de estudios que tenían este arpegio. En otras palabras, plagio las pelotas. Escuchar Roaring Forties hace unos días con mis amigos me sirvió como excusa para expresar abiertamente que estoy harto de la policía del plagio. Mejor bajen ese dedo acusatorio y vayan a aprender, bobos.
Más allá de la risa nada estruendosa que esto provocó, debo decir que es el disco de Peter donde más me gusta su banda, al menos en estos tiempos. Las composiciones y la voz de este señor son iguales que siempre, o sea, queman.
Y eso me lleva a Singularity, disco nuevo de PH. Yo era el único que lo había escuchado. Como a veces se pone arduo cuando uno genera demasiadas expectativas, no adelanté mucho. Cuando terminó la conclusión fue complementaria con la del anterior disco. El trabajo en banda no es mi preferido, y las composiciones y la voz de Peter siguen siendo impresionantes. O sea, uno puede decir que afortunadamente sigue haciendo cosas que ponen de cabeza a cualquier sujeto que le dedique una escuchada. Esto relega al milésimo puesto la cuestión de orquestación, que si bien no parece ser tan arreglada como en Roaring Forties, está a años luz de ser mala. Peter brilla por más que se haga el oscuro. Aquí predominan las canciones y la obra crece en tensión hasta llegar a algo que no es lo que se diría una apoteosis sonora, sino más bien...no sé como llamarlo. Pero el último tema (Llamado White Dot) nos pone de cabeza, no hay dudas. Por lo mismo de siempre, 9 puntos para este chiflado.
Acá hay una interesante ficha técnica en www.progarchives.com. que por otro lado se ha vuelto un sitio fundamental de consulta.